Soltera Pragmática

Todo aquel que haya dejado el nido paterno por opción y no por obligación, sabe que ha de enfrentarse a cantidad de obstáculos y que a veces, hasta el más mínimo parece un abismo insalvable que, continuamente nos hace pensar “Ya no voy más”. La historia con su servidora y la Edith -que recuerden, su nombre no es Edith- no fue diferente.

Roomie

Como toda soltera que inicia la aventura de vivir sola, se me hizo más fácil empezar teniendo una “roomie”. Sin pensar mucho, la primera opción fue la multimencionada y, al parecer, co-protagonista de este blog, Edith. Nos conocemos desde la escuela preparatoria y para ser “mejores amigas”, la verdad es que hemos mantenido las puñaladas traperas al mínimo desde entonces.

Mobiliario

Vivimos en un país denominado como "economía emergente", que en realidad es sólo un eufemismo para –país tercermundista-, que a su vez, es sólo un eufemismo para –jodidos- de manera que, no hay presupuesto para tener una decoración con ideología. Lo que está a nuestro alcance es el minimalismo, que para nuestra buena suerte, resulta que está de moda!

Edith decía que no estaba tan mal eso del minimalismo, entre menos espacio para muebles, más espacio para borrachos… obviamente aquí tuvimos la primera desavenencia.

Sustento

Desde el principio sabíamos que no podríamos durar mucho con una dieta a base de ruffles chopeados en dip de cebolla y especias, acompañados con clight. Como sea, nos las ingeniamos para sobrevivir así durante casi 2 meses. Al final, no fue el sentido común sino la báscula, la que nos convenció de llevar una alimentación más sana.

Acudimos con un dietista y algún nutriólogo con la contundente consigna: “queremos una dieta sana, con el menor esfuerzo posible”.

Se nos presentaron algunas opciones interesantes, hasta compramos el extractor de jugos del súper-viejito Jack LaLane, ese que se anuncia en los infomerciales en la madrugada, y debo decir que los preparados energéticos, fueron un gran avance a esos desayunos de special k con redbull.

Tercero en discordia

No conformes con a duras penas poder con nosotras mismas, decidimos adoptar un gato chiquión, el Gizmo. Rescatado de un refugio y como ya mencioné antes, ocasionó una segunda desavenencia entre Edith y yo, ésta vez por la custodia, que al final resultó compartida. Acuerdo que resulta especialmente beneficioso para el Gizmo, ya que tiene la libertad de dormir con cualquiera de las dos. Maldito gato mormón.